En la primera parte del Renacimiento, la práctica de preparar y pintar sobre una tabla a menudo incluía la moldura y el dorado del marco como parte del trabajo. Pero, cuando surgió la práctica de hacer las pinturas sobre lienzo, el marco se convirtió en un elemento por separado que se adaptaba al lienzo una vez terminado.
El marco era un aspecto decorativo importante y costoso, diseñado para dar mejor presencia a la obra y para demostrar las habilidades del tallista y del dorador. Este “adorno” de la pintura dio como resultado marcos de extraordinaria elaboración y belleza.
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